SERIE PERSONAJES MAIRENEROS

D. José María Dana.
"maestro, boticario, funcionario y cofrade"
(Carmona - 1824 Mairena del Alcor - 1888)

 

 

Por Manuel Gavira Mateos

 

Fue Don José María Dana maestro titular de la Escuela Pública de Mairena en buena parte de la segunda mitad del siglo XIX. Además de prestar generosos servicios docentes al pueblo, fue un hombre de gran valía y desarrolló polifacéticas actividades en la sociedad mairenera de esta época. Había nacido en Carmona en el año 1.824, comenzó sus estudios en el Convento del Carmen de su pueblo natal e hizo magisterio en la Escuela Normal de Sevilla. Superó las oposiciones para escuelas superiores en diciembre de 1.848, siendo nombrado por nuestro Ayuntamiento para su escuela elemental un poco después. Él con anterioridad ya había ejercido en Mairena en la escuela elemental privada de Don Miguel Eguiluz en la calle de la Iglesia, desde enero de 1.841 a noviembre de 1.843, de donde pasó para unos años a Carmona. En su expediente constaba entre otros reconocimientos el Segundo Premio del primer curso en la Escuela Normal y la Mención Honorífica que el Sr. Alcalde de Carmona le otorgó con motivo del buen estado en que encontró su escuela cuando la visitó en el año de 1.848.

De su eficiente sentido de la organización y del buen orden da muestra el presupuesto de gastos y el inventario de los enseres y útiles que elaboró de la clase de Instrucción de Primaria de esta Villa en el año 1.855, y que aún se conserva en nuestro archivo municipal. Es todo una joya para estudiosos de los elementos que componían la escuela de entonces, pero tal vez, pienso, demasiado minucioso por su contenido para ser publicado en este trabajo.

En la grave epidemia de cólera morbo que nos asoló en Agosto de 1.854 prestó un servicio personal a la comunidad mairenera digna del mayor elogio, pues ante la carencia de un farmacéutico la Junta de Sanidad Local hubo de recurrir a él para que se hiciese cargo no sólo de suministrar a los enfermos las necesarias medicinas sino del preparado de las porciones curativas para todos los infestados. Trabajo que realizó con gran eficacia y una dedicación casi exclusiva durante los largos y penosos días que se sufrió la epidemia. Unos años más tarde, en septiembre de 1.865, de nuevo la población sufrió un brote de cólera causando horribles estragos, y una vez más la Junta de Sanidad tuvo que pedir al ejemplar ciudadano que prestase su colaboración. El no titubeó un momento en aceptar este compromiso y una vez cerrada por razones higiénicas la clase, donde impartía su magisterio, se le vio día y noche en la botica habilitada para tal efecto trabajando con la mayor constancia. Tal fue su entrega que se contagió, eso si levemente, del mal reinante y entonces hizo trasladar su cama a la misma botica, donde continuó expidiendo la medicina a pesar de la dolencia que padecía. Tan laudable conducta fue apreciada con la mayor gratitud por este vecindario que pasó, a través de la Junta de Sanidad, un extenso informe al Sr. Gobernador Provincial resaltando los valores humanos de este gran personaje, que incluso renunció a cobrar el importe de los desinfectantes empleados y dando muestra de su enorme caridad rebajó en tres partes el valor de las medicinas vendidas a los pobres.

En el año 1.857 prestó un gran servicio ilustrando a la Junta Municipal cuando fue necesario confeccionar el empadronamiento general dispuesto por S. M.. Empleó muchas horas de las noches en los trabajos de cumplimentar las cédulas y los padrones de una tercera parte de la población, así como en las comprobaciones y rectificaciones acordadas por la Junta de Partido.

En la lápida que su viuda, Doña María Sánchez, y sus hijas hacen colocar en uno de los muros de la parroquia en el 1.898 nos ilustra además de otra gran faceta suya: la de hombre de iglesia y hermandades. Fue el gran artífice de la Cofradía de los Niños, cuyos hermanos eran casi todos los niños y niñas de Mairena.

En la actualidad se encuentra junto al altar de la Hermandad de la Humildad en la Iglesia Parroquial.

 

Ayudado por el párroco creó un conjunto de pasos que representaban los misterios dolorosos del Rosario. Componían estos pasos con pequeñas imágenes de "muy bonito aspecto, en especial la que representa el Ecce Homo, cuya base y peana representa el palacio de Pilatos". Pero no sólo esta fue su gran aportación al mundo cofradiero de entonces, en la lápida anteriormente citada podemos leer: "Aquí yace D. José María Dana y Barrios, natural de Carmona, Profesor de Instrucción Pública. Mayordomo de la Hermandad Sacramental varios años y hermano de la del Smo. Cristo de la Cárcel. Reformador de la Real Cofradía de los Misterios Dolorosos del Smo. Rosario y María Sma. de las Tribulaciones. Pertenecía, además, a la de la Virgen del Rosario, Remedios, Dulce Nombre de Jesús y Animas, y fue clavero de esta iglesia parroquial. Murió el 13 de Noviembre de 1.888 a los 63 años de edad".

Unos días después a su muerte los señores del Ayuntamiento, siendo alcalde Don Lutgardo Retamino, dejaron constancia en acta de: "el hondo pesar que les produce la pérdida de un funcionario que tan buenos servicios ha venido prestando a la población por espacio de muchos años".