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       El 
          Campanillo  | 
  
Mairena del Alcor. Ejemplares figuras de caridad. Joaquín Ruíz Campos
Pretendemos con estos apuntes 
  dar a conocer los nombres y vida ejemplar de algunas naturales de la villa de 
  Mairena del Alcor, que se ejercitaron en obras de caridad al servicio de pobres 
  enfermas incurables y ancianas desamparadas, acogidas en el Hospital del Santísimo 
  Cristo de los Dolores, conocido por el Pozo Santo, en Sevilla.
  Cuando la venerable madre Marta de Jesús se dedicaba a solicitar limosnas 
  para la creación y sostenimiento de un hospital para peregrinos en Cabrilla 
  del Santo Cristo, envió a Sevilla a su compañera la venerable 
  madre Beatriz Jerónima de la Concepción, con el fin de recaudar 
  limosnas a dicho efecto; luego, más tarde, proyecto la creación 
  de un hospital para recoger enfermas pobres e incurables, como así efectuó.
  
  Desde un principio no instituyó ninguna Congregación u Orden de 
  carácter particular, sino solamente se fueron reuniendo con ella varias 
  personas que, vistiendo y profesando la Regla de la Orden tercera de San Francisco 
  de Asís, querían vivir en comunidad dedicadas a la asistencia 
  de las pobres enfermas, observando, además, de la Regla de la Tercera 
  Orden, unos estatutos para el régimen interior del hospital y administración 
  del mismo; estatutos que luego se llamaron Regla Primera de Gobierno, 
  escrita por el padre Juan de Cárdenas, de la Compañía de 
  Jesús, la que fue aprobada por el ilustrísimo señor Don 
  Ignacio de Spinola y Guzmán, Arzobispo de Sevilla, en 24 de diciembre 
  de 1682.
  
  Entre las numerosas personas que solicitaron e ingresaron en dicho hospital, 
  para el servicio de los pobres enfermas, encontramos las siguientes, todas naturales 
  y vecinas que fueron de Mairena del Alcor:
  
  La madre Isabel de San Francisco, hija de Bernardo Domínguez y de María 
  Santiago, ingresó al servicio del hospital en Diciembre de 1684, falleció 
  en 26 de septiembre de 1728, de ella se dice en el libro de los entierros, que 
  sirvió a las pobres durante cuarenta y cuatro años, los treinta 
  primeros fue enfermera, (los) doce siguiente limosnera, ejercitó 
  con gran caridad y vigilancia su cargo de enfermera y cumplió 
  exactamente con su cargo de limosnera. Los dos años últimos 
  de su vida estuvo enferma en cama. Fue elegida madre segunda, cargo que no pudo 
  desempeñar a causa de su enfermedad. Consta en dicho libro que fue 
  mujer muy ejemplar y de gran celo.
  
  La madre Antonia Díaz de San Basilio, hija de Antonio Díaz y de 
  Ana Pedraza, que ingresó al servicio de este hospital en 15 de Abril 
  de 1692, y fue enfermera durante cuarenta y cuatro años.
  
  La madre Isabel del Espíritu Santo, según consta por el libro 
  de ingresos, tenía cinco años cuando entró para el servicio 
  del hospital en 21 de Julio de 1725, hija de Juan García y de Josefa 
  Sanabria. En 27 de Octubre de 1729 se marchó a su casa (se desconoce 
  la causa), volviendo en 13 de junio de 1730, a incorporarse al servicio del 
  hospital, en el cual se mantuvo hasta su muerte ocurrida en 13 de septiembre 
  de 1804, a la edad de 84 años.
  
  Otras muchas más constan que mediante una vida ejemplar piadosa, buscaban 
  su santificación haciendo el ejercicio de la caridad con las pobres incurables.
  
  Basten las reseñadas para honor de la villa de Mairena, para estímulo 
  de sus paisanos y para que no se pierda memoria de tan ejemplares mujeres.
  
Gracias a la importante labor de investigación y recopilación de Don Miguel Labrador, ha sido posible la recuperación de este artículo, que en su día publicó El Correo de Andalucía allá por los años sesenta.