(23-sept-2009) El retablo mayor de la parroquia en un congreso de arte en Estepa

Informa: Redacción Mayrena.com

El retablo mayor de la iglesia parroquial de Santa María de la Asunción de Mairena del Alcor es una de las piezas maestras de la escultura barroca andaluza del siglo XVIII que se estudiaron en el I Congreso Andaluz sobre Patrimonio Histórico, que tuvo lugar en la Casa de Cultura de Estepa los días 17 y 18 de septiembre. El evento se celebró con motivo del III centenario del nacimiento del escultor Andrés de Carvajal y Campos, uno de los máximos representantes de la escultura barroca andaluza del XVIII.

El congreso reunió a expertos de toda Andalucía en la investigación de estos temas para dar a conocer sus trabajos. Entre ellos fue invitado a exponer el fruto de sus investigaciones en la materia nuestro paisano, el profesor de Historia José Manuel Navarro Domínguez. Como ha hecho en otros encuentros académicos anteriores ha escogido para su disertación un tema de Mairena: El retablo mayor de nuestra iglesia parroquial: Santa María de la Asunción.

Se trata, según explica el profesor Navarro, de una obra característica de la talla barroca del siglo XVIII. El retablo del altar mayor de la iglesia parroquial de Mairena fue construido en la primera mitad del siglo XVIII, tras la ampliación en 1702 del presbiterio. Posiblemente se construyese en dos fases, dorándose el ático en la década de los 70 del siglo XVIII. En el siglo XVIII floreció la talla barroca a partir de los grandes maestros de las escuelas del siglo XVII, los escultores de Sevilla y Granada. La comarca de Los Alcores, por su proximidad a Sevilla, absorbió plenamente su influencia y enriqueció sus iglesias con gran cantidad de magníficos retablos.

Consta de un gran cuerpo principal coronado por una movida cornisa con ángeles que portan los símbolos del martirio de S. Bartolomé, patrón de la villa, y un ático con medallón central sobresaliente. El primer cuerpo está formado por tres calles separadas por cuatro estípites de grandes proporciones. La calle central alberga el camarín de Ntra. Sra. de la Asunción y un manifestador sacramental y las laterales sendas hornacinas, con las imágenes de San Bartolomé y San Francisco de Asís (en origen), y dos medallones con San Juan Bautista y San Blas. En el ático aparecen, en el medallón central el martirio de San Bartolomé (patrón de la villa), y en cuatro pequeños medallones la Virgen del Carmen, San José y dos retratos de sacerdotes que bien pudieran ser los donantes. En la cornisa, diversos angelotes portan los símbolos del martirio del apóstol.

El retablo mayor de la parroquia de Mairena sufrió un importante deterioro en los primeros días de la Guerra Civil. Las imágenes fueron quemadas, la hornacina central y el manifestador superior fueron destruidos y el ático desgajado parcialmente. Las obras de reparación de los desperfectos durante la Guerra Civil y la inmediata posguerra, alteraron profundamente su aspecto, generando una gigantesca hornacina con un gran arco de medio punto, redecorado con piezas sueltas; como talla titular se utilizó una imagen de talla de la virgen del Carmen, procedente de un convento de Carmona, modificada apropiadamente para poder representar la advocación de Asunción.

Precisamente esta extraña configuración, fruto del destrozo sufrido en la Guerra Civil, pudo influir en que haya sido estudiado muy superficialmente en las décadas de los 70 y 80, cuando desde las universidades de Sevilla y Granada se llevaron a cabo varias campañas de estudio sobre imaginería, la escultura barroca, los retablos y otras temáticas similares.

El retablo fue sido restaurado en 2003 por el equipo dirigido por Ricardo Llamas León y Miguel Ángel Pérez Fernández, devolviéndole el aspecto original, lo que ha permitido un análisis artístico más adecuado y una vinculación estilística más precisa. Por sus características, ya que no se dispone de documentación, se puede encuadrar el retablo en la producción sevillana del segundo tercio del s. XVIII. Su semejanza con los retablos del Santuario de Loreto en Espartinas y el retablo de S. José, de la colegiata de Santa María de las Nieves de Olivares, labrados ambos a mediados del siglo XVIII, permiten atribuir su factura a Manuel García de Santiago, pues los tres retablos comparten gran cantidad de elementos comunes, detalles decorativos y esquemas compositivos.