(25-oct-2007) Campanilleros de ánimas frente a "Halloween”

Informa: Chema Cejudo

Aunque la americana moda de Halloween (en realidad originaria de Irlanda) sigue ganando adeptos por año, hay quienes no se resisten a la pérdida de una tradición que les encomienda velar por la salvación de las almas. Son los Campanilleros de Ánimas de Mairena del Alcor, en plena actividad estos días.

Nada tienen que ver con los otros campanilleros del pueblo, de cometido más alegre al tener como objeto rendir pleitesía a la patrona. Lo de ellos va de trascendente, pues sus cánticos acompañados por campanas y campanillos cumplen la tarea de salvar las almas encaminándolas a la vida eterna, según los dogmas de la religión y cultura cristianas.

Es por eso que estos días reactivan una tradición que les convierte casi en fósiles vivientes puliendo sus voces para volver a entonar una vez más sus estrofas, tan antiguas que algunas se pierden en el siglo XV, de donde procede la hermandad mairenera de las Ánimas que les cobija. Otras coplillas, en cambio, las heredaron de los campanilleros de Ntra. Sra. del Rosario, ya desaparecidos como su propia hermandad, sin que falten creaciones propias de nuevo cuño.

Hablamos, en realidad, de grupos familiares que en Mairena se aferran a la tradición, que pasan de modas y modismos enorgulleciéndose de una labor para la que no siempre cuentan con los apoyos a que hacen méritos, ni siquiera por parte de la propia Iglesia.

En mantenerlas vivas siguen empecinados, y así cada noche Plácido Jiménez (el propio hermano mayor) con su hijo llamado igual, José Ortiz, Pablo J. Marín, Manuel Marín, José L. Marín, María Dolores Jiménez, Alberto Domínguez y Cipriano Marín hacen un hueco en sus activas vidas laborales y familiares para (todos a la vez o por grupos rotatorios) poner a punto su repertorio de cara a su re-entrada en escena con motivo del primero de noviembre (la noche del 31 de octubre, concretamente). Así, se alzan en un referente de tanto pedigrí como las representaciones teatrales del Tenorio.

Hace meses que vienen ensayando en la sede del Consejo de Hermandades ante la cruz que allí posee su hermandad. Como siempre, este año debutarán dentro de unos días acogidos a los cultos que organiza su hermandad. Se les oirá por primera vez el día 31 en el Vía Crucis que recorrerá las calles Real, Esclava, San Bartolomé, León XIII, Ancha, Tomás de Paz, Marina Palacios, y Daoiz. Luego repetirán en el cementerio el día 2 en el transcurso de la misa anual del Día de los Difuntos. Esa misma noche cantarán en la función principal de la novena de hermandad en el templo de la Asunción; y, por último, cada noche se les podrá escuchar en la peana que envuelve a la parroquia, tras unos cultos que se prolongarán hasta el día 10. Sus actuaciones siempre cuentan con gran presencia de público, unos convocados por la devoción y otros por la curiosidad.

Brindan a Mairena una exclusiva provincial.- Aunque en los siglos pasados estas hermandades y sus cantores fueron lugar común en la mayor parte de los pueblos andaluces, hoy se antojan extraños de ver. De hecho, en la provincia de Sevilla sólo quedan ellos, albergando dudas su hermano mayor de que se conserven otras en el resto de Andalucía. Prueba de su excepcionalidad la da la readscripción que de ella tuvo que hacer la Iglesia asignándola a la categoría cofrade de las de pasión, tras desaparecer hace décadas la específica que las reunió, llamada asimismo de Ánimas.

De sus dos vírgenes, una se salvó en la Guerra Civil.- Esta hermandad tiene como titular a la Virgen de las Tribulaciones, la única imagen anterior a la guerra del 36 que se conserva en el pueblo. Su salvación de la quema se debió a que el sacristán de la época, José Carmona, se la llevó a su casa.

Pero la hermandad rinde cultos también a la Virgen del Carmen, cuyo Simpecado estrenará en el Vía Crucis de 2.007 nuevo estandarte, anónimo del siglo XIX, traído de Francia. En su centro destacan la Virgen con el Niño en pintura, rodeada de ricos bordados de damasco blanco.