(7-sept-2007) Crónica de la situación en el Perú semanas después del terremoto

Informa: Carta enviada por el padre Pepe Gavilán desde el Perú a Llamara de Fuego

Queridos amigos.

Nuevamente mandamos información sobre la situación en que vivimos después del terremoto del día 15 de Agosto. Acaban de regresar de la zona del sismo, la Administradora del Centro, Sra. Luisa Salvador, la responsable del área de Educación, Sra. Carmen Jara Castro, la responsable del área de Alimentación y Atención Social, Sra. Carmen León García, juntas con Lucho Julca, han viajado a Ica y Chincha acompañando la segunda entrega que se hace desde el Centro Parroquial para aliviar las necesidades de las familias damnificadas. En esta ocasión se ha enviado 450 esteras de caña, 150 palos de eucaliptos y 70 cajas de alimentos varios con un peso de 1,300 Kgs. En total se ha cargado un total de 6 mil kilos.


Foto reciente del padre Pepe Gavilán

Partieron de Huacho el pasado 04 de Setiembre a las 5 a.m., llegando a Ica sobre las 2 de la tarde y retornando a Huacho el mismo día 4 pernoctando en Chincha partieron para Huacho el día 5 a las 6 a.m. momento en que remeció toda la zona dos movimientos de 5.5º que alarmó nuevamente a toda la población y especialmente a nuestra representación. Todo lo enviado se ha entregado a los Sacerdotes del IEME que trabajan en Ica. El P. José Manuel Miranda, Director de la Comisión de DD.HH. de la Diócesis de Ica es el encargado de administrar los bienes que reciben. Han montado 90 ollas comunes con un total aproximado de 5,500 beneficiados que se alimentan de los víveres que reciben, donde podemos incluir los enviados por el Centro Parroquial que proceden de los container que últimamente han enviados los grupos, entidades y Parroquias de Sevilla y remitidos a Huacho por la Asociación Llamarada de Fuego, de Mairena del Alcor, y la ONG Nazarena para la Esperanza, de Dos Hermanas.

Han visto la realidad de la catástrofe. Ciudades derruidas, calles tapadas por los escombros, carpas y chozas de plástico como nuevas viviendas, muebles y enseres machacados e inservibles, comercios cerrados, colegios derruidos y lo que es peor, el desaliento de cientos de miles de peruanos. Niños y mujeres pidiendo en la carretera y por las calles mendigando una limosna. Mientras tanto, el Gobierno dice que todo está controlado. Las donaciones recibidas, tanto en especies como en dinero, han sido numerosas, pero, la mitad de ellas han sido de ropas que llenan los almacenes de acopio y escasean los víveres y otros artículos como ollas y menaje de cocinas. El P. José Manuel nos pide que no enviemos mas ropas y enviemos para la construcción de chabolas. Todos los pueblos afectados están llenos de familias que duermen en la calle por temor a un nuevo sismo. Prácticamente duermen a la intemperie tapados con mantas y plásticos; las enfermedades pulmonares van creciendo debido a la humedad y el frío que hace y ataca, como siempre, a los mas necesitados y desvalidos: niños, ancianos y enfermos.

También piden alimentos. Diariamente reparten miles de kilos de alimentos para atender la necesidad de las 5,500 personas inscritas en las 90 ollas comunales. Es un entrar y salir constante de arroz, pastas, leche en polvo, menestras, etc. en un local prestado a la Parroquia. Numerosos voluntarios están en esta tarea de recibir y distribuir la ayuda que se canaliza a través de la Iglesia.

Como siempre y en todos lados, existen seres desaprensivos que aprovechan estas circunstancias para lucrarse en el dolor y la necesidad de los demás. Huacho y su zona es la tierra de los tejedores de esteras: Una estera siempre ha costado entre 5 y 6 soles. Venían los mayoristas desde Lima, se compraban un camión completo y en la capital se vendían a 10 soles. Desde el día del terremoto están comprando la estera en Huacho de 12 soles y las están vendiendo en la zona afectada entre 20 y 25 soles. Tienen comprada, los mayoristas, toda la producción de la zona y a nosotros nos cuesta convencer a los tejedores del abuso que se está cometiendo con las familias que se han quedado sin nada. La humilde estera, símbolo de pobreza, se ha convertido de la noche a la mañana en un artículo de lujo. Se repite el de que unos pocos se adueñan de lo poco que tienen unos muchos. Lo mismo ocurre con el cemento, el fierro y todos los materiales de construcción: han subido desde el 50 al 100 por cien.

La noche del terremoto llegaron a vender la vela chica de parafina de 1 sol/unidad, cuando su valor es de 1 sol el paquete de 4 velas. El kilo de pollo cuesta en Ica, 25 soles y su valor de venta normal es de 10 soles el kilo. Un robo descarado que cierra la posibilidad de que los pobres, machacados por el terremoto, no puedan ni siquiera alimentarse.

El próximo miércoles día 12 saldrá un nuevo camión para Ica con esteras y alimentos. Vamos a apurar los alimentos que tenemos en almacén, dejando lo estrictamente necesario para cubrir la necesidad del comedor en tres meses y el resto irá para allá. También enviaremos las esteras que hayamos podido reunir hasta entonces.

En fin. Para remediar la necesidad de nuestro pueblo necesitamos muchos alimentos y mucha plata. Nos conformaremos con remediar las necesidades de unos pocos. Gracias por vuestra ayuda. El Señor os los premiará.

Un fraternal abrazo.

Pepe.

Centro Parroquial Santa Rosa de Lima
Calle Puquio Cano Nº 381 - Hualmay