(6 Nov 2001) Petición de Protección para la "Atarjea" y la Red de Acuíferos.

 

Informa: Chema Cejudo.
Artículo Relacionado "El Lavadero de la Atarjea"

Un grupo de aproximadamente once vecinos, propietarios del entorno del antiguo lavadero de “La Atarjea», en el Barrio de Luna de Mairena del Alcor, acaban de hacer pública la petición formal que han cursado al Consistorio del pueblo, al objeto de que estas antiguas instalaciones que “hoy se hallan soterradas pero intactas”, sean incluidas como un elemento más de ocio e interés histórico del barrio, con motivo de las obras de remozado y construcción de infraestructura de ocio y deportes, que el Ayuntamiento está llevando a cabo. El proyecto de obras en marcha incluiría —según los vecinos- la apertura de una nueva calle sobre los restos, cuyo origen sería el recodo de la cuesta de San Antonio Maria Claret. “Lo correcto» —aseguran- “seria no construir ninguna nueva vía en el barrio, pero de hacerse habría que desviar su trazado para no dañar el lavadero”. Los terrenos son de propiedad municipal y de carácter comunal.

Los promotores de la idea sostienen que la mayoría de los ciudadanos desconoce el buen estado de conservación del vetusto lavadero, por lo que al tener conocimiento sobre su estado todos muestran su apoyo a la idea de recuperarlo, especialmente en un momento como el actual, en que el ayuntamiento se afana por recuperar patrimonio histórico. El colectivo también ha iniciado gestiones ante la Consejería de Cultura, con la esperanza de que todo el conjunto quede inscrito en el catálogo de bienes arqueológicos de Andalucía. Tal petición se ampara no sólo en la existencia del lavadero -cuyo origen se remonta a 1.621-, sino sobre todo, en la red de corrientes de agua subterráneas que alimentan tanto el antiguo lavadero como los viejos molinos de agua de la zona, el primero de los cuáles se alza a tan sólo unos metros del lavadero. La rica afluencia de agua a esta zona propició en el pasado que el lugar sirviera para abrevadero del ganado que se desplazaba hasta la Feria de Abril del municipio.

Estas redes de origen natural llegan a los 2 metros de altura por 0,50 de ancho en algunas zonas, si bien ningún vecino ha penetrado en el interior más de unos metros. Para hacerlo, habría que contar con equipos adecuados y personal profesionalizado, pues los que lo intentaron aseguran que impresiona bastante, al tiempo que dan testimonio sobre huellas inequívocas de la acción del hombre. Rilo, unido a algún testimonio documental hallado por el joven investigador’ local José Manuel Navarro, evidencia que las galerías subterráneas fueron perfeccionadas por la hombre en los pasados siglos, demostrando así un perfecto conocimiento de las mismas y de la ingeniería hidráulica. El fin perseguido era la optimización de los recursos hídricos, merced a la construcción de pozos y ampliación de unas galerías naturales, cuya fisonomía es similar a las grandes grutas conocidas en el sur peninsular, aunque de menores dimensiones. El tipo de suelo rocoso calcáreo —calcarenita sobre el que se asienta Mairena imposibilita el acrecentamiento de sus dimensiones.

De generación en generación y de boca en boca, los maireneros han ido comunicándose la existencia de un subsuelo horadado, red de galerías que la imaginación atribuía a pasadizos secretos del castillo del pueblo. Muchos vecinos han tenido la evidencia de las grutas al descubrir accesos desde los pozos de sus propias casas, sobre todo en las proximidades de la zona del lavadero, que se clausuró a finales de la década de los sesenta. La realidad, según los estudios que está llevando a cabo el profesor Navarro es que estas galerías conectan las Fuentes de Alconchel y Gorda con el clausurado lavadero de La Atarjea, y, más abajo con los molinos de agua de la Vega de Mairena.

El origen de toda la red habría que buscarlo a unos kilómetros del pueblo, concretamente en la zona de huertas de la carretera de Brenes, lugar de gran riqueza hídrica, en el que se enclavan los pozos municipales. Pero a pesar de lo ya conocido, aún resta mucho por investigar, y en tal sentido, Navarro manifiesta que el mismo esta trabajando para el Consistorio de cara a que futuras Normas Subsidiarias incluyan la red en un Catálogo de Bienes de Protección Municipal. Todo ello podría aportar fondos económicos con los que encarar futuras y más austeras investigaciones. El propio Ayuntamiento ya sentó un precedente en este sentido, al pretender un estudio por técnicos de Emasesa hace unos años, que al final no llego a materializarse. Ahora -si se consiguen apoyos de la administración andaluza-, tanto el colectivo vecinal como los estudiosos locales y muchos vecinos inquietos esperan que haya llegado el momento de arrojar un poco más de luz sobre el asunto.