D. Andrés Antonio Almonaster y Rojas
"Un mairenero en Nueva Orleáns".
(Mairena del Alcor - 1728, Nueva Orleáns 1798)

 

 

 

Por Manuel Gavira Mateos

 

Almonaster, que había nacido en Mairena el día 19 de junio del 1.728, vivió su infancia y juventud en este pequeño pueblo sin graves problemas hasta la muerte de su madre. Es entonces cuando debió conocer los primeros sinsabores de su vida ante tan gran pérdida. Su padre, con los años, llegaría a casarse dos veces más con dos señoras de Mairena. Por el trabajo del padre, escribano de cabildos y de los Reales Servicios de Millones, nuestro joven Andrés se desplaza durante cortos espacios de tiempo a otros pueblos: Carmona, Utrera,.. Circunstancia que no impide que nuestro protagonista se prepare y se convierta en "un oficial de la pluma".

Cuando tenía veinte años, Almonaster contrae matrimonio, en contra de la opinión y el deseo de ambas familias, con la joven sevillana y vecina de Mairena, María Paula Rita del Rosario Martínez. Boda que se llevó a cabo silenciando las amonestaciones y a través de un "pliego matrimonial secreto", trámite que se hizo en nuestra parroquia en el mes de febrero del 1.748. El matrimonio le supuso serios trastornos, pues su primer y único hijo muere al nacer, falleciendo su esposa poco después. Sí debemos señalar que las relaciones familiares debieron de mejorar bastante con el paso del tiempo, pues un cuñado suyo, Vicario en Marchena, le nombra beneficiario de todos sus bienes al morir, y eso que ya hacía muchos años que él había abandonado nuestras tierras.

Años después, Almonaster se va a Madrid. Seguramente a casa de su hermana Mariana, que vivía allí casada con un militar. En la capital del reino completa su formación de escribiente, pues tenemos constancia documental de que el Rey le nombra secretario de todo el reino en el año 1.765. Es en esta época cuando decide marcharse a La Luisiana, dejando atrás a sus hermanas. Así pues, además de Mariana en Madrid, se despidió de Josefa, casada en Carmona con un regidor de esta ciudad, y de Andrea Micaela, que es la última de la familia que vivió siempre en Mairena, concretamente en la calle Gandul. Su marido fue Alcalde, durante unos años, y Juez de heredades en nuestra Villa. Con poco más de cuarenta años, es decir en el 1.769, desembarca en Nueva Orleáns, principal centro urbano de la entonces nueva colonia española en América. Almonaster consigue en la incipiente administración colonial el cargo de notario, con un sueldo anual de 500 dólares. Este destino lo ejerció durante doce años, es decir desde el 1.770 al 1.782. Almonaster, en esta época, se mostró emprendedor, ambicioso y perspicaz antes las buenas condiciones expansionistas de la colonia, sabiendo siempre conseguir grandes ventajas financieras y comerciales en las tasaciones que realizó. Así, probablemente gracias a su empleo oficial, se hace un eficiente contratista, un inefable especulador de bienes inmuebles y un gran proveedor de esclavos y de materiales de la construcción.

Al poco de llegar a Nueva Orleáns, Almonaster fijó su residencia en la antigua Plaza de Armas, hoy de Jackson Square. Demolió unos viejos barracones franceses que allí existían y construyó dos filas de edificios de dos plantas, dedicando la parte baja a pequeños comercios, que él alquilaba, y la parte alta a cómodas viviendas, entre ellas la suya. Volvió a casarse en el 1.787. Su segunda esposa, María Luisa de la Ronde, era hija de un noble de origen francés asentado en La Luisiana desde hacía años. Ahora tuvo dos hijas: Andrea y Micaela. La primera muere con tan sólo cuatro años, la segunda sería su heredera universal.

Don Andrés desempeñó muchos cargos en el gobierno de la próspera colonia española, fue Alférez Real, Regidor, Alcalde, Juez de Apelación, Comisionado de la Policía, Legislador, etc.. Y gracias a un expediente que se le instruyó, una vez muerto, conocemos el gusto que mostró en vida por los temas históricos, el amor que sintió por la literatura, la pasión que profesó por conocer los fenómenos de la naturaleza y el interés que expresó por los idiomas (francés, inglés, latín,..). Pero, por lo que realmente ha pasado a la historia fue por su gran labor como benefactor de Nueva Orleáns. Aplicó gran parte de su fortuna personal en la construcción y dotación de nuevos y útiles edificios públicos, tantos piadosos como civiles. Entre ellos destacamos:


El Cabildo junto a la Catedral

A lo largo de su vida, Almonaster, recibió dignos honores y reconocimientos públicos, sobresaliendo entre todos ellos la designación como Caballero de la distinguida Orden de Carlos III. La ceremonia oficial de este nombramiento se celebró el día 8 de septiembre del 1.796, y fue narrada así por un contemporáneo suyo: "En esta feliz ocasión una gran muchedumbre se reunió en la Catedral con Don Andrés, que llevaba la condecoración prendida en su pecho y estaba envuelto con el manto de la Gran Orden. Cuando abandonó la iglesia hacia su casa, a través de la Plaza de Armas, tres criados, vestidos de rojo, le acompañaban llevando el magnífico manto, y rodeado de una gran multitud. Una recepción de gala tuvo lugar en su salón y Don Andrés recibió a unos 300 invitados, que saludó con besos en las dos mejillas. Por la tarde hubo un lanzamiento de globos, en la plaza de enfrente de la iglesia, y una muestra de fuegos artificiales, se sirvieron refrescos y los invitados prolongaron el jolgorio hasta las 10 de la noche".

Don Andres Almonaster murió el 25 de Abril del 1.798. Por un Real Decreto de Carlos IV sus restos se depositaron al pie del altar de la Virgen del Rosario en la catedral que él había alzado. Aunque el prestigio y la fama que alcanzó en vida permanecen aún. En Nueva Orleáns se le recuerda por los retratos que se exponen tanto en el Archivo Diocesano como en el Museo Estatal, o por la losa funeraria que se instaló en la catedral señalando donde descansa sus retos, o por la vidriera que en el citado templo adorna la fachada principal, regalada por el gobierno español en el año 1.962, o por la salida a la autopista que lleva su nombre.

En Mairena se exhibe un retrato suyo en la sala de plenos del ayuntamiento, una calle lleva su nombre así como otra el de Nueva Orleáns en recuerdo de él, una asociación cultural juvenil, a finales de los ochenta, se denominó Andrés Almonaster, y recientemente, su persona y obra ha sido objeto de loables reconocimientos con motivo del segundo centenario de su muerte: se publicó una monografía sobre él, se representó una obra dramática sobre su vida, se editó un cartel conmemorativo, etc..

Bibliografía

Conrad, Glemn: "Dictionary of Louisiana Biograghy".
Gavira Mateos, Manuel: "Don Andrés Almonaster y Rojas, un mairenero universal".
Holmes, Jack D.L.: "Andrés Almonester y Roxas: saint o scoundrel?".
Montero de Pedro, José: "Españoles en Nueva Orleáns y Luisiana".
Rodríguez Casado, Vicente: "Primeros años de la dominación española en la Luisiana".
Wilson, Samuel Jr.: "Almonester, philantropist and builder in New Orleans".