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CIEN IMÁGENES PARA UN SIGLO
(Edición Digital)


Manuel Gavira Mateos

CAPÍTULO 5º EL CORPUS

"El aire se hace primavera con las juncias y
demás verdes, que los empleados
municipales, en la madrugada, han esparcido por donde
pasará el fausto cortejo".

M. G. M.

La fiesta del Corpus, tan enraizada en nuestro pueblo desde el siglo XVI, no ha faltado a su cita anual a lo largo de todos estos años. Esto ha sido posible gracias al desvelo de la Hermandad Sacramental, al empeño del Cabildo Local y, por supuesto, al anhelo de todas nuestras gentes.
Fruto de lo que decimos, anteriormente, es la cantidad de fotografías que las familias maireneras aún conservan de este festejo, y los testimonios escritos que podemos encontrar en nuestros archivos. En el libro de Acta Municipal del 1910 podemos leer: "Debiendo conmemorarse el Jueves próximo la festividad del Santísimo Corpus Christi, se acordó que asista el Ayuntamiento a la función religiosa y procesión, según viene haciéndose desde tiempo inmemorial, quedando autorizada la Alcaldía para sufragar, con cargo a la consignación respectiva del presupuesto, los gastos correspondientes a los expresados cultos y gratificación a la música, que acostumbra a costear el municipio".
La Corporación Local seguía asumiendo su papel décadas después, como comprobamos en una de las actas capitulares de mitad de siglo: "se acuerda por unanimidad que el Ayuntamiento costee los gastos que origine la celebración de la festividad del Santísimo Corpus Christi, y que siguiendo la costumbre tradicional se requiera a los horneros para que faciliten juncias y tomillos con que exornarán las calles que recorra la procesión"


Foto nº 41. Tatiana Ballesteros.1950

En los primeros años del siglo la solemnidad y boato de la festividad del Corpus venía enriquecida por la celebración de una octava, a la que asistía el pueblo con destacable piedad y recogimiento. Incluso se tiene constancia de que el último día de la octava se hacía una procesión claustral en la que el Santísimo se exponía en el antiguo viril de plata dorada, que desde su fundación poseía la Hermandad de la Sacramental, regalo de Dª Teresa Enriquez, precursora de estas cofradías.
Era costumbre, también, que el día anterior al Corpus saliese por las calles, por donde iba a pasar la procesión, uno de los hermanos de la citada Hermandad tocando una vieja campana de mano, del siglo XVIII, que anunciaba la próxima presencia del Señor por Mairena, a la vez que servía de aviso a los vecinos para que éstos adecentarán sus calles y casas, y para que adornaran sus fachadas, ventanas, balcones… para tan ilustre visita.

Hay testimonios gráficos de que la actual custodia procesionaba por nuestras calles en los años veinte. En una fotografía que se guarda en el archivo de la Hermandad Sacramental, se observa el paso de la citada custodia por una de las calles de Mairena. En ella destaca la imagen de los dos cuerpos primitivos, incluso se aprecia la figura de la Fe que remata la bóveda de la segunda capilla, tal como hoy la vemos; y un doble pedestal, con motivos geométricos y naturales, sobre la que descansaba la estructura principal en el paso, adornada, por cierto, con unos faroles en cada esquina, cuyos pies llevaban adornos de hojarascas que remataban en unos alargados guardabrisas.
Pues bien, en los años treintas deja de salir la custodia. El Santísimo se portaba, entonces, a mano en su viril, siempre acompañado por el palio que aún se conserva, y algunas de cuyas varas también fue regalo de Dª Teresa Enriquez.
En los cuarentas brillaba la calidad de los altares, de carácter efímeros, que se levantaban a lo largo del recorrido de la procesión: en el Arco, o en la Plaza, donde se instalaba frecuentemente un cuadro de motivos eucarísticos, o en la calle Daoiz, donde normalmente se representaba a la Santísima Trinidad. Esta calle, además, era ricamente adornada, con velas, arcos florales, banderas, colgaduras…

En la primera foto de este capítulo (Número 41) vemos la llegada del Santísimo a la Iglesia, en ella apreciamos al sacerdote portando el viril, bajo palio, y con bastantes elementos de los descritos anteriormente, como un arco floral, gallardetes… Se distinguen, a la derecha, casi en un primer plano las figuras de Don José Carmona, sacristán y maestro, y Don Angel Simo, personaje entrañable durante años y años en nuestra añorada Mairena del siglo XX.
La segunda foto, (Número 42) tomada en la calle Ancha, y también de esta época, destaca en ella la presencia de la guardia civil escoltando al Santísimo, como entonces era costumbre.


Foto nº 42. Remedios Vallejo

En los años cincuentas es cuando de nuevo procesiona la custodia, que había permanecido guardada en la sala de la Hermandad Sacramental, en la parroquia, probablemente por su posible deterioro. Se recuperó por iniciativa de Don Manuel Crespo, santero por muchos años de la capilla del Cristo, y hombre con gran gusto por el arte sacro. Actitud que demostró en muchas otras ocasiones, como en la restauración del retablo mayor de la iglesia a principios de los cuarentas, o en la adquisición del manifestador gótico que aún se monta en Carnaval, o en la compra del paso para la custodia, que había sido de la Hermandad de la Virgen de los Reyes de Sevilla. El arreglo se aprobó en reunión de Cabildo de la Hermandad Sacramental en el 1953, que acordó a través su Junta de Gobierno "da la conformidad que el trabajo de plateado de las columnas, campanillas y suelo de la custodia lo haga Antonio Marmolejo, con el presupuesto que ha presentado, que es de cuatro mil pesetas".

También, es muy significativo de esta época que el mismo Ayuntamiento se inscribiera como hermano de la Sacramental, decisión que fue aprobada en reunión de Pleno el día trece de marzo de 1954, a propuesta de los entonces Mayordomo y Secretario de la Hermandad, Don Rafael Carrión y Don Antonio Jiménez, quedando constancia del hecho en el libro de acta del Ayuntamiento, que dice literalmente: "después de haberla cogida con simpatía, la corporación acordó por unanimidad inscribirse como hermano de la Hermandad Sacramental con una limosna anual de cien pesetas"

En la siguiente foto (Número 43), participamos de la llegada del Santísimo a la vieja Plaza de las Flores.
En ella percibimos algunas mujeres con mantillas, que después de unos años sin salir volvieron a hacerlo cuando se recuperó la custodia; varias niñas de comunión; bastantes hermanos con faroles; el estandarte y el guión de la Hermandad; y la presencia de un clero muy nutrido: sacristán, sochantre, acólitos…


Foto nº 43. Mª Ángeles Rodríguez, 1959

Además, debemos dejar constancia que casi siempre acompañó al Santísimo la Corporación Municipal, con el Sr. Alcalde a la cabeza, dignas representaciones de las otras hermandades y asociaciones religiosas del pueblo, con estandartes, banderas, insignias o varas, y en los últimos tiempos, desde su creación, el Concejo de Hermandades.

Es también característico de esta década el aumento del recorrido procesional, hubo años que llegó a pasar por el Alconchel, y años, los más, que llegando a la Plaza subía por la Calle Mesones, y pasando por la ermita de San Sebastián bajaba por la calle Arrabal.

 

En la foto siguiente (Número 44)
recuperamos el acto de la bendición
de un altar, concretamente uno de la
la Plaza. Al fondo el Ayuntamiento

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Foto nº 44. Mercedes Guillén, 1973.

A lo largo del siglo siempre otras imágenes han acompañado al Santísimo. Durante años salieron San Bartolomé, el Niño del Rebañito, la Inmaculada Concepción… y en las últimas décadas la Virgen del Rosario y el Niño Campanillo. Evolucionándose, incluso, en la forma de llevar los pasos, pues se ha pasado de llevarlos en andas, por los desaparecidos portadores profesionales, a ser trasladados por hermanos costaleros.


Foto nº 45. Antonio Capita.

En la anterior fotografía (Número 45) aparece una representación de la Hermandad de Jesús de finales de los cincuenta, ante el paso de San Bartolomé, llevado por los porteadores. Aparecen en ella Don Manuel Domínguez, Don José Antonio Galocha, Don Domingo Hernández con el estandarte, Don Antonio Capita y Don Laureano Jiménez.

En esta (Número 46) vemos
a las delegadas de la Asociación
"Hijas de María", en una mañana
de Corpus por la calle Ancha. Esta
asociación organizaba, entre otras
actividades, la octava que entonces
se hacía a la Inmaculada Concepción.

Forman la representación las
señoritas María Auxiliadora Sánchez,
Ramona Méndez, Carmen Almoril y
Celia Jiménez, que tiempo después
dedicó su vida al Señor.

 

 

 


Foto nº 46. Celia Sánchez

 

También queremos rendir un sencillo, pero sincero homenaje, a todas las maireneras, que aliviaron las paupérrimas condiciones económicas de muchas familias con su trabajo callado y duro en aquellos almacenes de aceitunas y cooperativas.
Corresponde esta foto a la década de los sesenta. Vienen aquí (Angelita, Carmen, Dolores, Chari Cubero...), en un momento de descanso, otra vez alrededor del plato de gazpacho, pero valga esta foto como símbolo a su sacrificada tarea (Número 37).


 


 

 

 

 

La siguiente foto (Número 47)
corresponde también a la llegada de la
procesión del Corpus a la iglesia. Portan
las insignias José Carrión, Antonio Gavira,
y Jacinto Gavira. Apreciándose, además,
en ella al Sochantre (Manuel), al sacristán
(Andrés), a un monaguillo (Chano), niños
de comunión, mujeres de mantillas…

 

 


 

Foto nº 47. Jacinto Gavira

En la siguiente significativa foto del Corpus apreciamos a un grupo de mujeres con mantillas, que portan el estandarte de la Asociación del Sagrado Corazón de Jesús, rodeadas de niños y niñas de comunión, esperando al Santísimo en la Plaza de las Flores.
Entre las señoritas con mantillas vemos a Carmelita Acosta, Reyes Vallejo, Conchita Carmona, Carmen Romero, Trini Benítez…


Foto nº 48. José León, 1970

Para terminar este capítulo he elegido una imagen del Dulce Nombre de Jesús, "Niño Campanillo", que se ha hecho muy popular y querida en Mairena. Recoge la foto (Número 49), el momento en que el paso llega a la Peana, rodeado y llevado por jóvenes, a principios de los ochentas.


Foto nº 49. ¿ ?