CAPITULO II

M.MORENO 24/02/04 16:39

Sobre las pupilas el reflejo del volante. La radio siempre de sombrero y cuando entraba un cliente discretita.

El turno de mañana le gustaba pero el día empezó horrible, pocos viajeros a esas hora pero siempre había alguien, algunos parecen impacientes en los cruces de calles, otros de repente andan te miran y, a pesar de la luz verde, te preguntan si vas libre. Coño, no miran, ¿No ves que no hay nadie?.

Iba pensando en estos detalles cuando de pronto la vi, una posible, aparentaba ansiedad, estaba mojada. El vestido negro ajustado y parcialmente arrugado sobre los muslos me hizo pensar que habría salido de alguna fiesta o noche loca.

Los viejos del gremio siempre me aconsejan lo mismo sobre la juventud trasnochadora después de las 9 de la mañana son más peligrosos y cualquier carrera puede acabar donde menos lo pienses.

De todos modos, cuando me avisó ella sobre el asfalto y al acercarse al vehículo comprendí que lo que decían era verdad.

Su rostro reflejaba un rictus desesperante- seguramente llegaría tarde a cualquier sitio que se propusiese - impresentable, tosió al ajustar el cuerpo a mi lado y, tras decir correctamente "buenos días, por favor lléveme hacia Mairena, no importa el precio ".

Arranqué tras observar que sus mejillas brillaban intensamente.

Moisés 25/02/04 09:39

La lluvia golpeaba con fuerza primaveral el parabrisas del coche, con efectos hipnotizantes, sobre todo para alguién que debía haberse gastado media vida en sus últimas veinticuatro horas.

La mirada perdida en la carretera, encogida en el asiento como gato acorralado,la mente discurriendo muy lejos, muy lejos... A pesar del aspecto lamentable que presentaba pude vislumbrar detrás de unos ojos embarrados por el rimel descorrido, unos hojos aguamarina que laceraron mi pecho en el primer envite.

- Hay que ver como llueve.- Romper el hielo siempre conlleva decir obviedades estúpidas.

- Mi abuelo me decía siendo un crío que no había mejor manera de mojar Sevilla, que montar los toldos de la feria.- Estaba claro que mis intentos no surgían el efecto deseado, seguía en la misma pose estatuaria que adaptó al entrar.

Lo dejé pasar, estaba claro que aquella preciosa criatura no iba a colaborar, y yo no soy de los que insisten más allá de lo permitido.

El silencio se apropió de todo el viaje, solo roto por el ruido de la circulación mojada y la monótona cantinela del limpiaparabrisas. Al fondo el desvío para Mairena a la altura de la entrada de Alcalá.

- En mi feria llueve más. Vamos, que tuvimos que dejar los toldos para no atraerla, como decía tu abuelo, y aún así, nos empapamos todos los años.

Joder pero si sabe hablar. La voz grave, de alcohol entre las cuerdas vocales, no escondía un timbre aterciopelado... Por supuesto me pasé de salida.

Rafa 01/03/04 04:28

Tras escuchar su voz no me pude contener en seguir con tan interesante conversacion.

-Por cierto por tu aspecto parece que has salido de una cancion de Camela, no es que me importe la verdad pero ya sabes lo que dicen de los taxistas y de los peluqueros, es ignato por naturaleza esto de hablar, mi madre me contó que yo al nacer cuando el medico me dio los cachetes en el culo en vez de llorar me di la vuelta y le dije al medico que lo iba a denunciar por malos tratos.

- Si ya lo veo, pero a todos los taxistas y peluqueros que he conocido aparte de hablar hacen bien su trabajo pero tú veo que nó porque te has pasado el desvio y o lo remedias o nos encajamos en Sierra Nevada.

- Y si te dijera que me he pasado queriendo y que quiero perderme por el mundo contigo.

- Pues te doy una yoya y enseguidita das la vuelta para Mairena que tu no eres el unico que trabajas y yo tengo que entrar en el trabajo dentro de una hora.

- Después de tan severa respuesta, el taxista dio la vuelta y cogió rumbo para Mairena, mientras ella pensaba en la arriesgada proposicion del taxista, se dijo para sí misma: "Bien mirado no está nada mal y además yo estoy ahora libre, anda que si no tuviera este dolor de cabeza..."

M.MORENO 02/03/04 11:09

La humedad de los cristales del interior dejaba ver un paisaje de campos anegados y pájaros a resguardo bajo los árboles. Casi llegando al pueblo él insinuó: " ¿Què te parece si te invito a desayunar, la mañana lo aconseja y, por lo que me has dicho, aún tienes tiempo antes de ir a trabajar? ¿ Vale o no?.

Ella, derrotada en su interior, no le prestó mucha atención, iba ensimismada, la larga noche, las luces del bar, el desenlace con Hashim, su novia mora.... . Asintió con la cabeza. Él, de nuevo a la carga le preguntó: ¿Còmo te llamas?. Ella, entonces, señaló hacia un lugar y le dijo: "Bueno, para ahì junto a la gasolinera, espero que hayan abierto el bar, ah, me pusieron Candelaria, pero mis amigos me llaman "Candela", ... quizás un zumo aleje el ruido de tornillerìa esparcida de mi cabeza.

Él, un poco sorprendido por la respuesta afirmativa, llamó a la central para decirle que cuando estuviese libre avisaría.

Tras bajar ambos del vehículo la lluvia parecía amainar y un filo azul, prometedor, rajaba los cerros.

Irma “la dulce” 05/03/04 12:34

Entraron en el bar y pidieron: café, zumo y tostada para ella y café solo para él.

- A lo mejor me dices que no es asunto mío, pero por la cara que tienes anoche no fue muy bien ¿no?- Le pregunto mientras se sentaban en una mesa lo suficientemente retirada para que nadie pudiera oírlos.

Candela no pudo aguantar mas y rompió a llorar

- Chiquilla, no me hagas esto que va a parecer que soy yo el que te ha hecho algo y me van a moler a palos tus vecinos. Además que yo soy muy sentimental y no puedo ver llorar a nadie, que enseguida empiezo yo también y entonces es cuando la hemos liado.

Esta ultima frase parece que hizo efecto calmándola un poco y mientras literalmente devoraba la tostada y se bebía a grandes tragos el zumo de naranja, le contó al taxista, un desconocido a fin de cuentas, su odisea de la noche anterior.

No sabia muy bien porque, le inspiraba confianza. Seria la forma en que la miraba, o la sonrisa con que recibía cada uno de sus comentarios, pero al poco se sintió mucho mejor, y cuando le explico el episodio de la cama y la llegada de la novia, ambos rieron abiertamente.

Con lagrimas en los ojos, le dijo:

- Cruzarme en tu camino ha sido lo mejor que me ha pasado en mucho tiempo -

Inmediatamente después de decirlo, se arrepintió de haberlo hecho, él puso cara de sorprendido y miro hacia otro sitio, evidentemente incomodo.

- Lo siento, no quiero que me interpretes mal...-

- No te preocupes, lo que pasa es que no me dicen eso demasiado a menudo, pero me gusta. No es frecuente encontrarse a alguien que.. – No le dio tiempo a terminar la frase, Candela se levanto de la mesa y salió corriendo diciendo - No me lo puedo creer -

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