LUIS DAOIZ (Héroe de la guerra de Independencia)


José Manuel Navarro Domínguez

La calle Daoiz perpetúa en Mairena la memoria del héroe del 2 de Mayo, en cuyo honor se renombró la calle Iglesia, donde se ubicaba la casa de sus abuelos en la que vivió algún tiempo durante su infancia.

El linaje nobiliario Daoiz se remonta a la Edad Media y proviene de los señores de la villa navarra de Aoiz. La familia estuvo siempre vinculada a la milicia pudiendo rastrearse la presencia de algún señor de Aoiz en las principales campañas militares de la corona castellana desde la Edad Media. Quizás el más destacado fuese García Garcés, señor de dicha villa a principios del s. XIII, que participó con algunos de sus caballeros en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212. Así mismo participaron en la campaña de conquista de Andalucía en el s. XIII, en la campaña de Granada en el s. XV, en la conquista de Nápoles en el s. XVI y en las guerras de Flandes en el s. XVII.

Desde mediados del s. XVI la familia se instala en Gibraltar ocupando Joaquín D'Aoiz el cargo de alguacil mayor cuando la conquistan los ingleses en 1704. Tras la pérdida de la plaza la familia se instala en el Puerto de Santa María gestionando las tierras que poseía en toda la bahía gaditana y convirtiéndo el apelativo "de Aoiz" en apellido. Siguiendo una política matrimonial habitual en las pequeñas familias hidalgas, buscan los D'Aoiz entroncar con alguna familia nobiliaria de importancia. Así Martín, nieto de Joaquín, se casa en 1766 con Francisca Torres Ponce de León, hija de los condes de Miraflores de los Ángeles, una rama secundaria de la casa de Arcos, señores de Mairena.

La pareja se instaló en el palacio que los condes de Miraflores de los Ángeles poseían en Sevilla, en la calle Horno, junto a la parroquia de San Miguel, cerca de la plaza de la Gavidia, donde se hoy se levanta el monumento en memoria del héroe. En dicho palacio nace el 10 de febrero de 1767 Luis Gonzaga Guillermo Escolástica Manuel José Joaquín Ana y Juan de la Soledad Daoiz, nombre con el que aparece registrado en el libro de bautismo de la parroquia de S. Miguel.

Durante su infancia vivió en el palacio de su abuela en Sevilla, pasando algunos veranos en la casa que tenía en Mairena en la calle Iglesia, que actualmente lleva el nombre del héroe. Estudió en el colegio jesuita de s. Hermenegildo, situado en el espacio hoy ocupado por la plaza de la Gavidia y varios edificios próximos. Del antiguo edificio religioso sólo queda la iglesia, que sirvió durante algún tiempo como sede del Parlamento Andaluz antes de su traslado al Hospital de las Cinco Llagas.

Desde su nacimiento disfrutó de las rentas de los bienes y fincas del mayorazgo que poseía en la villa de los Barrios en el campo de Gibraltar, lo que le permitía disponer de un capital considerable.

La carrera militar

Siguiendo la tradición de la familia sus padres le orientan hacia la carrera militar, como correspondía a un hidalgo. Su padre solicita su incorporación en el ejército cuando sólo contaba con 15 años de edad, y lo hace nada menos que en el cuerpo de artillería. En esos momentos la artillería es un cuerpo muy elitista, que sólo admite nobles en sus filas. El joven Daoiz no tuvo problemas para entrar gracias al expediente de nobleza expedido por el cabildo sevillano. En el informe personal de incorporación consta que era de baja estatura, de tez morena, cabello castaño y ojos grandes.

En 1782 ingresa Daoiz en el Real Colegio de Artillería de Segovia, situado en el alcázar de dicha ciudad. Había sido fundado unos años antes convirtiéndose en una de las instituciones científicas más avanzadas de Europa, contando entre su profesorado con científicos tan destacados como Proust.

Durante cinco años, entre 1782 y 1787, estudia como cadete del colegio donde destaca entre sus compañeros por su habilidad con la espada. Hoy día se eleva un monumento en su memoria en la explanada delante del alcázar.

Una vez terminados sus estudios militares y lograda la graduación como alférez, obtiene su primer destino en el batallón del Real Regimiento de Artillería instalado en el Puerto de Santa María. Su primer servicio de guerra lo efectúa en 1790 en las plazas africanas de Ceuta y Orán, donde sirve al mando de una batería de artillería con la que participa en la defensa de ambas plazas. En 1792 asciende a teniente y participa en la campaña de 1794 contra la Francia revolucionaria durante la que cayó prisionero. Estando en prisión recibió diversas ofertas del ejército revolucionario francés, falto de oficiales artilleros, para que se alistase en sus filas.

Con la firma de la Paz de Basilea en 1795 es liberado y regresa a España, volviendo a su destino en El Puerto de Santa María. En esos momentos la armada española, que intenta reorganizar sus buques y ponerlos en orden de combate, se encuentra escasa de oficiales especialistas, debiendo demandar hombres a los cuerpos del ejército de tierra para completar la dotación de los buques de guerra. En 1797 Daoiz será uno de los oficiales de artillería destinados como refuerzo del contingente de los oficiales de la armada.

Daoiz se instala en los cuarteles de la armada en Cádiz y es destinado por el almirante Mazarredo al mando de una barca cañonera para defender el puerto de Cádiz. En una ciudad cosmopolita y abierta a las novedades de Europa por su activo comercio con Portugal, Inglaterra y Francia, como es Cádiz, Daoiz entra en contacto con militares franceses y mercaderes de media Europa lo que le pone en contacto con las novedades culturales más avanzadas del momento. Esta situación será aprovechada por su hermana Josefa, quien desde Sevilla no deja de pedirle noticias de la moda que usan las señoritas de la burguesía gaditana, atentas a las novedades llegadas de París y Londres. Hoy se conservan varias cartas de Daoiz dirigidas a su hermana con comentarios sobre encajes y plisados más propios de una redactor de revista de modas que de un disciplinado militar.

Al mando de su barca cañonera participó de forma decisiva en la acción defensiva contra el ataque de la flota inglesa, dirigida por Nelson, logrando rechazar al ingles y proteger el puerto y los buques mercantes allí refugiados.

Su excelente servicio en la barca le vale el ascenso al grado de oficial artillero de buque de línea, incorporándose a la dotación del navío San Ildefonso, al mando del capitán Iriarte. Este buque era un "74 cañones", un típico buque de línea de la armada española, muy similar al Antilla que protagoniza la obra Trafalgar de Arturo Pérez Reverte. A bordo de este buque efectuó dos viajes a América formando parte de una flotilla de escolta con otros barcos de guerra en la ruta de los galeones entre Cádiz y el Caribe. En 1800, durante una escala de repuesto en el puerto de la Habana, es ascendido a capitán.

Durante su breve servicio en la armada escribe un pequeño manual de táctica titulado Método que debe usarse par ala enseñanza de la tropa y marinería en los ejercicios de cañón y abordaje, destinado a la instrucción de los soldados embarcados. Pero el mar no es lo suyo. El servicio naval le obliga a largos desplazamientos y no ofrece muchas posibilidades de ascenso, por lo que opta por solicitar un destino en tierra.

Siempre dispuesto a aprovechar cualquier oportunidad para promocionar su carrera se incorpora en 1802 al recientemente creado 3º Regimiento de Artillería de Sevilla, lo que le priva de participar en la batalla de Trafalgar en 1805, en la que interviene el San Ildefonso y muchos de sus compañeros artilleros de Cádiz.

En Sevilla cumple diversas misiones de guarnición en el cuartel del regimiento hasta que en 1803 es destinado, con otros oficiales, a la Real Fundición de Bronces. Su misión será supervisar la fabricación de los nuevos cañones ligeros con destino a la artillería a caballo, una de las armas que, manejadas con maestría, darían a Napoleón sus grandes victorias en los campos de batalla europeos.

Encuadrado en su regimiento participa en la Segunda Guerra de Portugal y es destinado posteriormente al puesto destacado de Fontainebleau en Francia. Cuando en 1807 el regimiento desplaza su segunda compañía a Madrid, solicita el destino en la capital, siendo nombrado comandante de la batería destinada en el madrileño Parque de Artillería creado en el palacio del duque de Monteleón.

Ese mismo año sus padres conciertan su matrimonio con una joven de la nobleza de Utrera, con la que debía casarse en la primavera de 1808. Tras la muerte del héroe la joven ingresará en un convento sevillano.

El 2 de mayo de 1808

Su destino madrileño le permite asistir a la llegada de las tropas francesas, al mando de Murat, gran duque de Berg, a fines de abril, que son recibidas en la capital como aliadas pues debían colaborar con las tropas españolas en la campaña de Portugal.

Murat entra en Madrid con 30.000 hombres, de los que unos 10.000 fueron alojados en varios cuarteles de la ciudad y en tiendas de campaña instaladas en los jardines del Retiro y otros 20.000 hombres se alojaron en los pueblos de los alrededores. La guarnición española de Madrid apenas alcanzaba los 4.000 infantes y 2.000 jinetes.

La presencia de tantos soldados en la ciudad produjo diversos incidentes por lo que la Junta de Madrid y las autoridades militares españolas negocian con las autoridades francesas para que los soldados no molestasen a los vecinos y tranquilizan a estos asegurando que se trata de aliados. El gobernado militar de Madrid, Fernando de la Vera, ordenó a las tropas españolas mantenerse en sus cuarteles para evitar roces con las tropas francesas.

Murat por su parte decide ocupar la ciudad para poner fin a los choques y garantizar su sometimiento. Tras algunos incidentes entre soldados franceses y vecinos ocurridos el día 1 de mayo ordena el día 2 de mayo a sus tropas salir de los cuarteles y ocupar los principales puestos, palacios y cuarteles de la ciudad para controlarla plenamente.

Cuando estalla el motín popular en la Puerta del Sol y en el Palacio de Oriente Daoiz se encuentra en el Parque de artillería de Monteleón, con 4 oficiales, 3 suboficiales y 10 soldados como única guarnición, sin noticias de la rebelión y con la orden de quedarse en el cuartel sin salir y sin provocar a las tropas francesas. Para colmo un destacamento de 80 soldados del tren de artillería francés había llegado por la mañana por orden de Murat para controlar el parque.

Por su parte el capitán Velarde, destinado en la Junta Superior de Artillería y mejor informado de las intenciones de Murat, sale del cuartel central decidido a defender a la población y enfrentarse a los franceses. Al pasar por el cuartel del regimiento de Voluntarios del Estado consigue que su coronel le entregue el mando de la 3º compañía del 2º batallón, con 33 hombres y 2 oficiales y acude con ellos al parque de artillería.

Al llegar encuentra el cuartel rodeado de paisanos que gritan a los franceses que se encuentran dentro del cuartel y piden armas para luchar. Velarde logró la rendición de la unidad francesa y abre las puertas a los paisanos. Tras una tensa conversación entre ambos oficiales, durante la que Daoiz se debate entre obedecer la orden de acuartelarse y la demanda de su compañero de luchar contra los franceses, ambos optan por repartir armas a los paisanos y aprestarse a la defensa del parque.

Velarde organiza la defensa del parque con unos 120 paisanos y los soldados de infantería y artillería, distribuidos en secciones al mando de oficiales. En la puerta sitúa Daoiz una batería de 9 cañones "de a 8", municionados con botes de metralla.

Esta acertada disposición será decisiva para sostener la defensa del parque. La batería, dirigida por Daoiz y servida por artilleros y paisanos, disparando sus botes de metralla, logrará frenar durante toda la mañana las diversas cargas del batallón de infantería francesa que, subiendo por las calles Fuencarral y San Bernardo pretendía apoderase del parque, causándole numerosas bajas.

Para vencer la resistencia del parque Murat envía al general Lagrange con tropas de caballería e infantería reforzadas con cuatro cañones. Pero sus ataques fueron rechazados por la batería de la puerta y las descargas de fusilería de los soldados y los paisanos situados en los muros, dirigidos por Velarde. En sucesivas llamadas Lagrange llegó a reunir 2.000 infantes para el asalto al parque.

Tras varios asaltos frustrados la última carga de las tropas francesas logra llegar hasta la línea de cañones de la puerta, disparando una descarga de fusilería, que causa estragos entre los defensores, antes de lanzarse a la bayoneta. Tras la muerte de Velarde y de buena parte de los artilleros, Daoiz, herido y apenas sin munición para sus cañones, intenta capitular cuando los franceses alcanzan el patio y se disponen a entrar. Daoiz recibe varias heridas de bayoneta luchando, sable en mano, junto a los cañones, siendo evacuado por sus compañeros. Todavía logran resistir algún tiempo en los edificios centrales con algunos soldados y paisanos que finalmente tendrán que rendirse. Agonizante es trasladado a su casa por algunos soldados, donde morirá ese mismo día. Fue enterrado en la iglesia de San Martín por la noche junto a Velarde y otros soldados españoles. Los testigos afirmaban que los franceses tuvieron 800 bajas en el asalto.

La nación española perpetuará la memoria de los dos héroes levantando monumentos a su memoria en diversos lugares. En 1852 la ciudad de Sevilla colocó en la plaza de la Gaviria, en el solar en el que estuvo ubicada su casa, una placa en recuerdo del héroe y en 1889 se erigió el monumento en el centro de la plaza.

Cuando en 1883 el ayuntamiento sevillano decide erigir el monumento a Daoiz se dirige a la
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando para organizar un concurso de artistas destinado a elegir el mejor proyecto para el monumento. Ganó el concurso el escultor Antonio Susillo, que se inspira en diversos retratos proporcionados por familiares de Daoiz que residían en Morón. El ejército ofrece en 1884 efectuar la fundición de la estatua en la sección de bronce de la Maestranza de Artillería de Sevilla, en la que había servido el héroe.

La escultura, de tamaño doble del natural, le representa en el momento en que, tras debatirse en la duda, toma la decisión que le llevará a convertirse en el héroe del 2 de Mayo, arrugando con una mano la orden de acuartelarse con sus tropas, abrazando la empuñadura del sable con la otra y mirando decidido al frente, con la cabeza alta, dispuesto a la lucha. La estatua se coloca en un elevado pedestal decorado con dos bajorrelieves del mismo autor que representan la escena de lucha a las puertas del parque de Monteleón y la muerte del héroe rodeado de compañeros.

La barandilla que rodea el pedestal está formada por 16 cañones, del tipo reglamentario en la artillería española en la época del héroe, apoyados en tres balas esféricas cada uno y decorados con nombres de artilleros y otros militares célebres. Los cañones se unen con escobillones y atacadores, herramientas de los artilleros de la época formando una reja contínua.